Editorial 28 de marzo de 2014

El pasado 20 de marzo, el Consejo de Administración de Codere recibió una nueva carta del Comité de bonistas, al hilo de las negociaciones que se están manteniendo a fin de reestructurar el pasivo de la compañía, a la que dimos respuesta ayer mismo.

Como hemos puesto de manifiesto anteriormente, Codere reitera su firme determinación de encontrar una solución consensuada con sus acreedores que garantice la viabilidad de su proyecto.

De nuevo, la última propuesta de los bonistas resulta inaceptable, ya que implica la inyección de una cantidad innecesaria de dinero con unos costes asociados muy elevados, lo cual sería perjudicial para una compañía como Codere que tiene capacidad suficiente para generar caja y atender a sus necesidades de liquidez. Establece, además, un canje de deuda por capital que diluye a los accionistas existentes en un 96% al presuponer que el valor actual de la compañía es cero, extremo en el que el Consejo de Administración discrepa profundamente.

Codere ha formulado una nueva propuesta, que no requiere nueva inyección de fondos por los bonistas y dota a la compañía de los recursos necesarios para implementar su plan de negocio de diciembre de 2013, consistente en una moratoria de intereses pero conservando el nominal de la deuda.

En otro orden de cosas, nuestros análisis sobre el reciente Real Decreto Ley que modifica una serie de preceptos de la Ley Concursal Española continúan para tratar de esclarecer ciertas dudas acerca de su objeto y alcance. En cualquier caso, las primeras conclusiones parecen indicar que dicha reforma no va a afectar de forma sustancial el caso de Codere.