Otras carreras más allá de Codere Italia

italia9Leonardo Catena,
Francesco Murdocca
y Mirko Polletta

ROMA, 5 junio 2014.- Estos tres trabajadores de Codere en Italia nos cuentan su experiencia como maratonistas, una pasión que tienen en común muchos de nuestros colegas en su país… y no sólo. Nos hablan de carreras y maratonistas que se enfrentan todos los días, paso a paso, al cansancio físico por el deseo de alcanzar un objetivo, cada vez más desafiante.

Nuestros atletas son Leonardo Catena, en Codere desde 2010; Francesco Murdocca, en Codere desde 2008 (hoy en el departamento de Control de Gestión), y Mirko Polletta, en Codere desde 2005 (en el departamento de Administración). Los tres se han acercado al running por casualidad y, con un poco de escepticismo hacia este deporte que imaginaban que sería solitario, han descubierto enseguida, sin embargo, que es un deporte de integración y que para alcanzar la meta es fundamental el apoyo y el ánimo de todo el equipo.
De las palabras que siguen de Leonardo, Mirko y Francesco se desprende qitalia1ue,  justamente como en los retos profesionales, el maratonista se propone finalizar metas importantes en pequeñas etapas, una tras otra, encontrando en sí mismo la capacidad de mantener a largo plazo un ritmo constante, la fuerza de superar los momentos de dificultad y la motivación adecuada como impulso interior. Estamos seguros de que al final de la lectura, muchos de nosotros se calzarán las zapatillas y se pondrán la ropa de deporte para comenzar a correr hacia nuevos objetivos.

LEONARDO CATENA

«Del contacto con la naturaleza al aislamiento conmigo mismo»

¿Qué es el running? Es como en la vida: “sigue adelante y no te des la vuelta nunca, hasta que no llegues a la meta”. Para mí, que desde niño odiaba dar un solo paso, ha sido un descubrimiento agradable. Comencé hace unos cuatro años, cuando entré en Codere, movido por algún que otro kilo de más del que deshacerme y por Mirko, compañero de trabajo y ahora amigo de los 1.000 kilómetros. Comenzamos con el objetivo de correr la carrera Roma-Ostia y desde ese momento ya no nos hemos parado, involucrando en nuestro recorrido a otros amigos  como Francesco. La satisfacción más bonita ha sido mi primer maratón de Roma, un recorrido durísimo pero con un paisaje estupendo, concluido con mucho esfuerzo, pero con una emoción en la meta indescriptible.

Sacrificio, concentración y energía
Correr es sacrificio; son ganas de llegar al máximo de tu capacidad; es concentración y optimización de las energías de cada uno. El desarrollo de todos estos componentes me hace la vida diaria más sencilla y me ayuda a superar los momentos de dificultad y estrés. Correr un maratón me ofreitalia8ce la oportunidad de pasar tres horas conmigo mismo, lo que parecerá banal, pero a mí, que siempre tengo muchísimas cosas que hacer, me permite pensar.
A quien me pregunta que explique lo que siento durante una carrera digo siempre que el maratón me gusta dividirlo en tres estadios: despreocupación, reflexión y aislamiento. Al principio, despreocupación, porque estás relajado, disfrutas del panorama, el contacto con la naturaleza, que a veces te regala paisajes estupendos que solo corriendo consigues admirar. Escuchas a la gente al borde de la calzada dispuesta a animarte o ves a algún amigo o familiar preparado para sacarte una foto, para después pasar, con el transcurrir de los kilómetros y las primeras muestras de cansancio, a la fase de reflexión en la que pasa que recorro algunas etapas, reflexiono sobre lo que he hecho, sobre qué tendré que hacer y dónde puedo mejorar, ya sea en el aspecto laboral como en el de la vida diaria. La última fase es la más particular y bonita y a quien me decía “el maratón comienza en el kilómetro 35” le doy toda la razón. Me aíslo y entro en una dimensión que es solo mía: de pronto lo que me rodea queda reducido a cero. Son mi corazón, mi respiración y yo mismo los que llegamos a un pacto y nos movemos en sintonía para optimizar las pocas energías que quedan y alcanzar la merecida meta.
italia7En conclusión, me siento en disposición de aconsejar a todos que lo prueben al menos una vez. Correr te da la oportunidad de sentirte libre, descubrir la naturaleza, compartir los momentos de cansancio y de alegría con los amigos, pero sobre todo te ayuda a sacar esas energías que a veces ni siquiera nosotros sabemos que tenemos en los momentos de dificultades que la vida nos plantea.

MIRKO POLLETTA

«Se corre con la mente y con las piernas»

Pienso que esto se puede intuir fácilmente cuando se empieza, porque el cuerpo enseguida se rebela. Pero asume un significado particular en la competición, cuando sube el cansancio y le corresponde a la cabeza intervenir, compensando los “malos humores” de las piernas, buscando mentalmente la meta y derrotando al temor de no conseguirlo. No es casual que quienes ocupan el podio dicen que el maratón (distancia estándar 42,195 kilómetros) comience tras el kilómetro 30, porque las energías acumuladas se han agotado y uno empieza a nutrirse de ácido láctico y pensamientos.
Yo hasta ahora tengo cinco maratones en mi haber y de cada uno pitalia6odría contar una cosa diferente, porque todo era distinto en términos de motivación y preparación. He constatado, gracias al entrenamiento progresivo de las piernas y la mente, no solo una mejoría en los resultados y en la recuperación, sino también una nueva capacidad de abstracción en la competición, y se ha convertido para mí en un momento en el que se crea un vacío que se llena de consciencia.

Maratones y súper-maratones 
El maratón despierta fuertes emociones en quien lo afronta porque es el momento en el que se espera que todo el compromiso y el cansancio dedicados al objetivo den sus frutos, sobre todo para quien los afronta por primera vez. Después viene la experiencia que da la ventaja de poder gozar de una perspectiva distinta, en la que, incluso una eventual derrota, se redimensiona, porque se ha adquirido confianza en sus propias aptitudes. Para otros el maratón no es ya suficiente como objetivo y se sienten listos para afrontar los “ultra-maratones”, es decir, todas esas carreras que van desde 42,195 km en adelante, incluso también hasta los 100 km para recorrer en un solo día o varios centenares a repartir en etapas de poquísimos días.
Surgen de modo fácil las comparaciones con la vida, la gestión del estrés y la motivación de alcanzar los objetivos y personalmente puedo decir que he obtenido una mejor capacidad de gobernar la ansiedad, pero no querría detenerme en estos aspectos colaterales sin haber resuelto siquiera la duda de que correr sea (solo) un castigo autoimpuesto. Correr es sobre todo curiosidad y vitalidad y hace mucho bien al humor.

A todos los curiosos sugiero que lo prueben porque haciéndolo descubrirán siempre algo nuevo, empezando por el hecho de que la fatiga es reemplazada enseguida por la adrenalina; descubrirán que mientras se corre bajo la lluvia no se siente frío y que los resfriados serán un recuerdo, pero sobre todo, valorarán correr en compañía. Y entonces el domingo por la mañana, a pesar de que nos encontremos demasiado pronto con el frío o con el sol, no faltarán a la cita con los compañeros de carrera e irán a hacer el entrenamiento “largo”, ése en el que se echan kilómetros y se asfalta la ciudad a lo largo y ancho, con despreocupación y sin agobios. Para finalizar, es necesario, sin embargo, admitir que, a final de cuentas, todos corremos desde la mañana a la noche y, entonces, ¿qué nos decimos?: “Nos vemos en la meta. Adiós”.


FRANCESCO MURDOCCA

“El verdadero desafío es llegar al final, un paso tras otro”

Está bien, está bien, ¡confieso! He comenzado y no consigo ya dejarlo. Y es un asunto importante, que te hace estar mal, que te da la sensación de que te explota el corazón, que te pone a prueba para ver hasta dónde puedes llegar. Pero al final es una bellísima experiencia que te hace sentir sensaciones únicas, positivas, escondidas desde hace tiempo. Y que tiene que sentirse. Prueba a preguntar alrededor tuyo, verás cómo recibirás respuestas del tipo: “¿pero estás loco? ¿Pero cómo te ha dado por ahí? ¿Pero quién te obliga a hacerlo?”. De hecho, es justamente esto. Nadie te dirá nunca que es fácil, pero seguro que no es imposible. La capacidad se encuentra solo en tu determinación. Pero ya estoy corriendo demasiado… Comienzo poniéndole nombre a esta dependencia: el running. ¿Por qué correr? Cada uno tiene sus buenos motivos. Puedo, sin embargo, contarte mi experiencia, tal y como la he afrontado, aunque diría que es breve.
Comencé a correr porque me decían que quizá no lo podría hacer más. ¿Increíble verdad? Pero negar algo a alguien es como quitarle la libertad y como desde hace milenios a esta parte, se emprende cualquier lucha por la libertad. Así me he desafiado a mí mismo. Decidí que lo quería y que lo podía hacer y encontré el running. Era necesario un objetivo, sin embargo. De otro modo se habría quedado en solo un sueño. Por lo tanto, veamos… un mediomaratón, 21 kilómetros de carrera, ¿son suficientes? Claro que sí, venga, son suficientes. Me parecen bastante imposibles. Por lo tanto, está bien, hagamos esta cosa. El objetivo está ahí, la motivación y la determinación también. Los medios los tengo a miitalia3 disposición, pero solo no voy a ninguna parte. Por lo tanto, ¿dónde están mis compañeros? Aquí están. Perfecto, ahora estoy preparado.

Una pasión que engancha
Una vez que he comenzado, el deseo de conseguir resultados mejores crece rápidamente. El running hace esto: resoplas, sudas y te cansas, pero al final del entrenamiento tienes una euforia dentro que es algo fantástico. Comienzas así a entender la atracción por el running. Como en una carrera, así en el trabajo y en la vida, el único modo para mejorar es fijarte objetivos, uno tras otro y a medida que los alcanzas te sientes recompensado y motivado en mayor medida para seguir. Además, se inician una serie de cambios profundos en el cuerpo y en la mente, tanto como para descargar tensión y emociones negativas y vivir distintos estados de consciencia.
Muchas veces te desanimas y si te vuelves a encontrar solo automáticamente te detienes; pero aquí entra en juego tu equipo y tienes que tener uno. Sin ayuda no vas a ninguna parte, mientras que juntos consigues llegar lejos… “Tienes que seguir adelante, adelante, adelante” y ahí están, animándote. Y tú continúas, un paso tras otro, también lentamente porque no me importa ir despacio, sino llegar al final, alcanzar mi objetivo. Así logras tu meta y el mejor reconocimiento lo encuentras en ti mismo, no por el esfuerzo hecho, sino por lo que has conseguido gracias a él. Entonces empieza la búsqueda del próximo objetivo.

(5 junio 2014)