Editorial 25 de septiembre

La Compañía presentó, a comienzos de este mes, los resultados del primer semestre del año, que vuelven a hacer patente la habilidad de nuestros equipos para generar crecimiento incluso frente al complejo y desafiante escenario en el que se desarrolla nuestro negocio, tanto a nivel económico como regulatorio.

De esta forma, y a pesar del fuerte impacto de la crisis argentina sobre nuestras cuentas, en este periodo hemos aumentado un 1% el EBITDA ajustado respecto al año anterior y, si bien el efecto adverso del tipo de cambio ha producido un descenso del 6,8% en nuestra facturación, a tipo de cambio constante los ingresos del Grupo crecen un 11,4%. Un desempeño fruto de nuestros sostenidos esfuerzos en convertirnos en una organización más eficiente, mediante la reestructuración de nuestras operaciones y el fomento del crecimiento subyacente en nuestros mercados.

La comunidad inversora y financiera ha celebrado nuestros resultados, al ser superiores a las expectativas creadas dadas las circunstancias. No obstante ello, determinado medio sectorial ha hecho una lectura antojadiza de nuestros resultados, o en alguna prensa no especializada se ha puesto el énfasis en el hecho de que tres consejeros decidiesen no firmar estas cuentas (algo relativamente esperable en el contexto de público conocimiento con la familia Martínez Sampedro), lo cual no tiene mayor repercusión sobre la validez de nuestras cuentas.

Respecto a lo que concierne a Argentina y su impacto sobre el devenir de nuestro negocio, cabe tener presente que la economía del país es ciertamente particular, con crisis recurrentes que con el tiempo remontan. En esta ocasión, Argentina ha conseguido un acuerdo con el FMI que le da respaldo para afrontar la complicada situación, mientras que nuestra Compañía cuenta con un balance muy sólido, en cuanto a la estructuración de su deuda y liquidez, por lo que, aunque sufriremos un impacto en nuestras cuentas consolidadas, consideramos que podremos afrontarlo sin alteraciones relevantes en nuestro Plan de Negocios, gracias en parte a las iniciativas de mejora y proyectos de crecimiento que hemos ido implementado.

Me he detenido especialmente en estos dos últimos asuntos porque fueron precisamente dos de las inquietudes compartidas por los colaboradores de la Compañía en el segundo desayuno con empleados que hemos celebrado estos días, y que venimos impulsando con la idea de potenciar una comunicación más directa y bidireccional entre las personas que formamos Codere, de manera que podamos compartir puntos de vista, impresiones, dudas y sugerencias en un ambiente distendido, de confianza.

Un intercambio de ideas sin duda muy enriquecedor en el que, en esta ocasión, algunos participantes que han trabajado previamente para la competencia nos han compartido unas líneas de contraste en cuanto a las dinámicas de las distintas compañías, que deberán ser trabajadas en lo sucesivo.

Son iniciativas que se enmarcan dentro de nuestro plan de transformación cultural, con el que continuamos dando pasos decididos en la creación de un espíritu de cooperación, trabajo en equipo e innovación. Esta línea, que será tratada en amplitud en el debate sobre misión, visión y valores de la Compañía que ocupará parte de la agenda del encuentro de directivos que se celebra esta semana en Madrid, ha tenido hace unos días otra expresión en la inauguración de Codere Lab, un espacio de trabajo y cooperación abierto para todos los empleados de la sede corporativa de Alcobendas.

Tendremos además, en estas jornadas estratégicas, una reflexión sobre innovación y transformación digital, así como un repaso de nuestros avances en cuanto a la implementación de nuestro proyecto de transformación, que compartiremos en los próximos números de esta publicación.

Vicente Di Loreto, director general del Grupo Codere

(25 de septiembre de 2018)