‘Anuario del juego’, una foto sin filtros

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Madrid, 23 de diciembre de 2020.- El compromiso de nuestra compañía con la responsabilidad, recientemente reforzado por medio de nuestro Plan de impulso de RSC y juego responsable, tiene como uno de sus pilares fundamentales la promoción de la transparencia sobre el sector para que este pueda evolucionar de la forma más garante para el usuario y sostenible para las empresas, en base a su propia realidad.

Por ello, nuestra compañía promociona el desarrollo de publicaciones como el Anuario del juego en España, junto a la Universidad Carlos III de Madrid, que este mes ha presentado su octava edición. Un estudio que recoge de manera anual la más completa información estadística sobre las distintas vertientes de la industria del juego, destinado a dar a conocer a la sociedad, administraciones, comunidad científica y medios de comunicación social, los datos económicos y empresariales del juego en España, con unos resultados que difieren del discurso político, mediático y social.

Los datos demuestran que, al contrario del discurso político y social que argumenta que durante la pandemia se ha incrementado el consumo, Alejandro Landaluce, director general de Cejuego, manifiesta que “se dice que durante las crisis la gente suele jugar más para salir de ellas y tener dinero. Eso no es cierto en el juego privado, dado que se trata de un juego de entretenimiento. Cuando se da una crisis económica, al juego, que está dentro del sector ocio, le ocurre lo mismo que a un restaurante, al cine, al teatro… El consumo decae porque la gente no tiene dinero para divertirse y, en nuestro caso, al tratarse de una actividad de diversión, la gente deja de hacerlo y se nota. Hay una caída muy grande”.

Este anuario muestra que el gasto realizado en juego de entretenimiento presencial entre enero y octubre de 2020 ha sido la mitad del registrado en 2019, un descenso de ingresos muy superior al que registran otros sectores como la moda, automóviles o las ventas en tienda en grandes almacenes. Esta reducción de ingresos, causada en gran parte por el impacto de la pandemia y la necesidad de cerrar los locales y puntos de venta, supuso que gran parte de los empleados de la industria en el país estuvieran en ERTE, medida que afecta al 15% de las plantillas a día de hoy. Mientras, las empresas siguen apostando por ofrecer los mejores y más seguros servicios a sus clientes, siendo una prioridad la estricta limpieza y desinfección de los locales.

Los datos de 2019 muestran que el gasto en todos los juegos supuso el 0,8% del PIB nacional. En relación al consumo, los de gestión pública (SELAE y ONCE) tuvieron un incremento del 6,2% respecto al año anterior, mientras que los de gestión privada acusaron un descenso del 0,1% en el mismo periodo, centrado principalmente en AWP de hostelería y bingos. Por su parte, el juego online supone, en contra de la opinión pública, tan solo un 7,7% del total del juego y un 0,06% del PIB.

Juego responsable como sinónimo de empleo

Un capítulo que merece especial consideración es la contribución de nuestro sector a la generación de empleo. Las cifras revelan que da empleo a 84.797 personas – 47.047 el sector privado, 37.750 SELAE y ONCE y aproximadamente 150 en organismos reguladores.

Además, las máquinas de juego instaladas en bares producen para la hostelería el equivalente de 50.303 empleos.

El sector ofrece por lo tanto empleo de calidad a más de 135.000 personas, de forma directa e indirecta, por lo que asegurar su sostenibilidad es una responsabilidad para todos, desde operadores a reguladores.

Contribución del sector a la sociedad

Uno de los aspectos que mayor impacto real tiene sobre la sociedad, es la contribución de nuestro sector a las arcas públicas a través de impuestos. En 2019 esta aportación ascendió a casi 1.342 millones de euros, un 14,7% destinado a impuestos especiales sobre el juego del Estado y el 85,3% restante a impuestos de las comunidades autónomas.

De igual modo, a nivel de novedades sobre los impuestos especiales del juego, o “tasa sobre el juego”, las administraciones autonómicas aprobaron reducciones transitorias sobre las cuotas fiscalas de las máquinas, más o menos proporcionales a los periodos de cierre y recuperación de la actividad tras la declaración del estado de alarma. Sin embargo, se están retirando los incentivos fiscales por mantenimiento del empleo. Al contrario de lo que sucede en la UE, donde se pretende la unificación fiscal, en España se rompe la unidad de mercado, con unos sistemas fiscales que se han vuelto extremadamente complejos donde además se aplica un “impuesto especial” a todos los juegos menos a los de carácter público.

Tal y como detalla José Antonio Gómez Yañez, profesor de Sociología, miembro del Instituto de Política y Gobernanza de la Universidad Carlos III de Madrid y autor del estudio “debemos insistir en que el sector del juego proporciona 1.137 millones de euros a las comunidades autónomas en forma de impuestos especiales sobre el juego, en forma de tasa y de impuestos generales se destina en torno a 1.415 millones de euros que pagan las empresas y 361 van en concepto de cotizaciones sociales para el pago de pensiones actuales y avalar las pensiones futuras de los empleados”.

Este anuario fue presentado en la CEOE, y contó con el análisis de José Antonio Gómez Yáñez junto con Carlos Lalanda, socio fundador de Loyra Abogados y responsable del contenido jurídico de la publicación. Además, en esta presentación también participó Alejandro Landaluce, director general de Cejuego, principal patronal del juego privado en España de la que Codere forma parte.

Conoce aquí los contenidos más relevantes del acto de presentación: