Madrid, 26 de mayo de 2021.- La igualdad es el principio por el que los individuos, sin exclusión, alcanzan en la vida pública o privada la práctica realización de derechos, obligaciones, oportunidades y resultados, sin distinciones por razón de sexo, orientación sexual, religión, raza, etc… de forma que la diversidad en estos aspectos conviva sin perjuicio de nadie.
La desigualdad más comúnmente extendida es la que se da de hecho entre hombres y mujeres, aunque mucho se ha avanzado en este aspecto desde que comenzó a finales del SXIX el primer movimiento feminista, en el que muchas mujeres reclamaron su derecho al voto, y actualmente el principio de igualdad se encuentra garantizado mediante distintas declaraciones de organismos internaciones, como la ONU, y políticas nacionales, pues casi todos los países incluyen el principio de igualdad como un derecho fundamental de las personas.
Sin embargo, aún queda camino por hacer, sobre todo porque es habitual que la igualdad formal no se corresponda a una igualdad real, de manera que aunque las políticas y el discurso público lo permitan, continúe siendo más complicado para las mujeres, por ejemplo, acceder a puestos de responsabilidad dentro de las organizaciones por razones como la maternidad, tener mayor carga de tareas dentro del hogar o estereotipos de autoridad, conformándose lo que se denomina un “techo de cristal”. De la misma forma, sigue existiendo de forma extendida discriminación salarial, ya que en casi todos los países las mujeres cobran una media inferior que los hombres. En España, como conjunto del país, un 24% menos; en México un 14%, y supera el 20% en Argentina, por poner algunos ejemplos. Esta diferencia recibe el nombre de brecha salarial.
Los conflictos de conciliación de la vida personal y laboral constituyen una barrera añadida, pues en muchos casos las mujeres siguen teniendo atribuidas mayores tareas domésticas y de cuidado a la familia. Así, en España el 75% de las reducciones de jornada son solicitadas por mujeres.
“Esta situación conlleva la pérdida de talento en las empresas, y su superación responde a una modernización de la gestión de los recursos humanos y una adaptación cultural ineludible, que haga presente la igualdad plena y activa en el acceso, participación y permanencia de la mujer en los procesos organizacionales, para generar valor y dar además respuesta a la creciente demanda de responsabilidad de la sociedad sobre las compañías.
La Ley para la Igualdad de Género en España obliga a las empresas a adoptar planes en este sentido, pero el compromiso de Codere con la igualdad, la diversidad y la conciliación va más allá del requerimiento legal, con el desarrollo de planes integrales y de alcance global -y no solo en la unidad española- para dar solución a estos aspectos esenciales”, explica Álvaro de Ansorena, director corporativo de Personas.
Y es que, para hacer efectiva la igualdad, son a veces necesarias medidas de discriminación positiva en algunos ámbitos, enfocadas a prevenir, suprimir o compensar la discriminación sufrida por un colectivo que ha estado históricamente discriminado, para otorgarle ventajas sobre el que tradicionalmente ha recibido más privilegios. Este tipo de medidas, en cualquier caso, son soluciones temporales hasta lograr equilibrar la situación de partida, dado que si se prolongan demasiado en el tiempo pueden terminar ocasionando situaciones de discriminación hacia el otro colectivo.
“Las empresas que incorporan la igualdad de oportunidades de manera transversal, además de reflejar un avance, tienen un equipo de trabajo motivado; una plantilla implicada y comprometida con la empresa, que resulta en una mayor eficiencia de la organización. Contar con colaboradores que se sientan valorados y perciban tolerancia cero frente a ciertas actitudes, como el acoso o la discriminación, genera un espacio de confianza y mayor desarrollo. Y es eso lo que queremos conseguir con los planes que en este sentido estamos ahora poniendo en marcha en Codere, que implican una actuación integral, desde el proceso de selección y contratación -en el que seguiremos una metodología ciega en cuanto a sexo o edad-, al de clasificación y promoción profesional o retribuciones. En paralelo, estamos impulsando la formación global sobre esta materia, que ya está en marcha en España y Corporativo, y optimizando nuestros mecanismos de prevención del acoso. Todo esto, estamos convencidos de que redundará en un mejor ambiente de trabajo, las relaciones laborales, la calidad de vida y la salud; así como en el rendimiento de nuestra empresa”, añade Álvaro de Ansorena.
La igualdad es por lo tanto un imperativo social y una convicción por parte de nuestro grupo, que entiende la generación de valor en la diversidad y es por ello que siempre ha tenido una plantilla muy equilibrada entre hombres y mujeres, y muy rica en cuanto a nacionalidades, culturas, religiones, etc…
“El reto que tiene ahora la compañía es conseguir que las mujeres tengan una progresión de carrera hacia puestos directivos más acelerada y significativa. Para ello, estamos impulsando políticas y mecanismos de fomento a su crecimiento, diseñadas y tuteladas por el área de Personas y aprobadas por los órganos directivos de la compañía. Para poder tener información sólida y comparable, y poder además medir nuestros avances, hemos homogeneizado nuestras métricas y diagnosticado la situación en todas las unidades de negocio. Una vez podamos hacer un análisis profundo, se aplicarán las medidas oportunas para ir avanzando hacia la igualdad real en nuestra empresa, en nuestra vocación y compromiso de responsabilidad”, concluye Álvaro de Ansorena.