Juego, a la ciencia y no al azar

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Madrid, 1 de julio de 2021.- Desde hace años, la comunidad científica pide un cambio de abordaje sobre el trastorno del juego y que se regule el sector en base a la evidencia científica, no a una restricción ciega de la oferta que, según los estudios realizados, no es la solución, sino que lo son la prevención y un enfoque individual del problema.

Sobre esta creencia trabaja la Fundación de Patología Dual, quien lidera iniciativas de investigación, formación y concienciación para cambiar el paradigma sobre adicciones a sustancias y problemas comportamentales, como el trastorno por juego.

Desde hace pocos años, el juego ha suscitado una gran atención social, mediática y de las administraciones. Acabar con la actividad, se ha convertido en contenido imprescindible de la hoja de ruta para ciertas voces, que tratan el juego de manera sesgada y errónea. Por esta razón, los trabajos realizados por la Fundación de Patología Dual se antojan necesarios, dado que sitúan el foco en el verdadero origen del problema, basándose en la ciencia y no en la creencia, y avalan que el trastorno por juego está asociado con otros diagnósticos psiquiátricos, como son el trastorno por déficit de atención, hiperactividad, depresión, trastorno bipolar, trastorno por uso de sustancias, y síntomas que incluyen mayor impulsividad, distorsión cognitiva o psicosis, entre otros.  Es a esta afección clínica a la que los investigadores han llamado trastorno por juego dual.

De este modo, se defiende que el abordaje del trastorno por juego, que se trata de un problema mental, debe realizarse apoyándose en la neurociencia clínica y la psiquiatría de precisión (personalizada), y ser abordado de forma integral, multidisciplinar y con la participación coordinada de distintas instituciones, integrándose en el Sistema Nacional de Salud y siendo tratado por profesionales sanitarios con conocimientos específicos en la materia.

A finales del año 2020, la revista científica Frontiers publicó los resultados de una exhaustiva investigación en la que se determinaba que no es suficiente con que exista una estimulación repetitiva del sistema de recompensa cerebral para desarrollar adicción, sino que es necesaria la existencia de una vulnerabilidad basada en factores genéticos neurobiológicos que sustenten rasgos de personalidad y trastornos mentales para desarrollar una conducta adictiva.

En la actualidad, los trastornos del juego se equiparan con otros causados por sustancias (droga o alcohol), cuando deberían ser clasificados en la categoría de adicciones comportamentales, y huir de conceptualizaciones moralistas y restrictivas, sin atender al adecuado abordaje de este trastorno mental desde una perspectiva científica que se centre en la prevención, información y el tratamiento. Lejos de estigmatizar la adicción al juego como un vicio, la comunidad científica considera que se trata de un trastorno del cerebro de carácter crónico, influenciado por factores sociales, y que es tratable. Según el estudio NESARC, el 96% de las personas con trastornos del juego presenta otro trastorno mental, y el 64% presenta tres o más con rasgos muy específicos asociados a la impulsividad.

Más datos, menos mitos

El pasado 11 de mayo se realizó una jornada virtual interautonómica organizada por la Fundación de Patología Dual, con el objetivo de dar a conocer, a través de las ponencias de diversos médicos, el trastorno del juego desde una perspectiva científica centrada en la prevención, información y tratamiento. Este enfoque puede ser de gran relevancia para la definición de futuras regulaciones, y que éstas sean más eficientes y pensadas para las personas afectadas por el trastorno, no por ninguna otra motivación.

Como resultados más significativos, cabe destacar:

  • El juego, desde la perspectiva de la psiquiatría evolutiva, es inherente al ser humano y ha de ser considerado como una actividad lúdica más.
  • El juego solo se convierte en trastorno mental con características adictivas si la persona presenta vulnerabilidad previa. No se manifiesta como un trastorno por juego, sino que se acompaña de otros trastornos mentales. A esta condición clínica se la conoce como patología dual.
  • La comunidad científica corrobora que el 10% de las personas expuestas a situaciones potencialmente adictivas, terminará desarrollando una adicción.
  • Atendiendo los datos notificados por las comunidades autónomas en 2017, se atendieron 180.256 personas con trastornos adictivos, de las cuales 5.040 (2,2%) se debían a adicción al juego. Si extrapolamos el dato al 100% de la población, representaría un 4% del número total de casos atendidos en España por trastornos adictivos. Estos datos son similares a los estudios epidemiológicos internacionales.
  • El trastorno por juego no depende del tipo, frecuencia o cantidad, sino de la vulnerabilidad de cada persona, determinada por factores genéticos y medioambientales. Las evidencias científicas avalan que no es adicto quien quiere, sino quien presenta vulnerabilidad para tener una adicción y otro trastorno mental.
  • Los factores sociales ponen a las personas en contacto con la posibilidad de jugar, pero son los factores individuales los que posibilitan desarrollar un trastorno del juego.
  • Este trastorno no se define por el tiempo dedicado, sino por el impacto que pueda causar en otras áreas de la vida de la persona, a la vez que tiene repercusión conductual.

Las políticas y medidas legales que quieren atajar este problema reduciendo la oferta, se equivocan. Lo esencial es prevenir, concienciar, formar, educar, y tratar adecuadamente al individuo que presente un trastorno por juego.

Protección a los menores: prevención, formación y educación

Diversos estudios evidencian que el trastorno por juego es entre dos y cuatro veces mayor en los jóvenes de 12 y 17 años respecto a los adultos. Esto se debe a que los adolescentes son más vulnerables a desarrollar un trastorno o problema a cualquier tipo de juego (videojuegos, juego por entretenimiento, juego por dinero), porque su cerebro está en proceso de neurodesarrollo y tiene menor capacidad de control: a menor edad, menor control de impulsos.

Esto refrenda la convicción de las empresas del sector que, como Codere, establecen medidas que protejan a este colectivo, como son impedir su acceso a nuestra oferta comercial, con una tolerancia cero a su participación. Los estudios muestran sin embargo que proximidad de los locales a los centros educativos no influye en la adicción del menor, como tampoco lo hace que exista un bar próximo para que genere un problema de alcoholemia.

La Fundación de Patologías Duales aboga por la información y sensibilización de los más jóvenes en lugar de imponer medidas restrictivas y moralistas. Con la convicción de que la adicción es algo que no se elige y tampoco influye para desarrollar una conducta problemática la oportunidad de tenerlo al alcance, ni es relevante el tipo, frecuencia o cantidad, sino de la vulnerabilidad de la propia persona, determinada por factores genéticos y medioambientales que, en el caso de los más jóvenes, se traduce principalmente en el uso y abuso de nuevas tecnologías (videojuegos, internet, redes sociales, móvil…), que cada vez  preocupan más a la comunidad médica y educativa, y que desde el  confinamiento están alcanzando cotas relevantes.

Al igual que la comunidad científica, en Codere apostamos por implementar las mejores prácticas de juego responsable y ofrecer visibilidad sobre lo que hacemos y somos; una industria altamente regulada, responsable, que atiende las necesidades de entretenimiento de sus clientes, y que colabora con equipos multidisciplinares con el objetivo de causar el menor impacto negativo en las comunidades en las que opera.