Madrid, 17 de febrero de 2023.- ‘Una mentira repetida mil veces, se convierte en una verdad’. Eso proponía Goebbels, ministro de Propaganda del Tercer Reich, aunque pasado casi un siglo, el sector del juego privado en España parece víctima del mismo convencimiento.
Así, nuestra industria se enfrenta a diario en el país a acusaciones, noticias y escrutinios públicos, que nada tienen que ver con su realidad. Una cruzada que encabeza el propio ministro “competente” sobre el juego, Alberto Garzón, cuando son hasta los datos de su propio Ministerio de Consumo los que desmontan los mitos que también ellos difunden.
El juego privado representa actualmente el 9% del consumo total de juego de los españoles, frente al 91% del público. También la edad de inicio en la actividad se ha retrasado, hasta los 23,3 años.
Números en la misma dirección, se reflejan en todos los informes realizados sobre la materia. Como el impulsado desde Cejuego, la patronal a la que pertenemos, Juego y Sociedad 2022; pero lo más curioso; también desde los publicados desde la autoridad pública, como el Informe de Adicciones Comportamentales 2022 del Ministerio de Sanidad, al que pertenecen las cifras anteriores.
Recientemente publicado, el estudio oficial señala a su vez que, en los últimos cuatro años, ha decrecido la prevalencia de consumo del juego privado (un 30%); mientras que las personas con problemas de juego son un 22% menos desde 2018. Y que el único juego que crece constantemente es el público de la Lotería y los Rascas de la ONCE, dos categorías a las que no se aplica ninguna de las recientes medidas restrictivas sobre la actividad.
Como vemos, estos resultados, objetivos y repetidos en cada análisis, evidencian la tergiversación del discurso público, que quiere hacer creer que los consumidores de juego privado crecen de forma constante, que hay cada vez más personas afectadas por adicciones vinculadas al juego, y que todo esto obliga a tomar medidas que limiten la actividad del sector, con normas cada vez más coercitivas, que tratan al ciudadano como ser sin capacidad de decisión y responsabilidad propia. Que no dejan espacio al azar, pero tampoco a la libertad.
Tomando como base estos datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad, que desmienten las leyendas que existen sobre el sector privado, Cejuego ha elaborado un estudio que niega los principales estereotipos para volver a presentar la realidad de una actividad de entretenimiento, ampliamente regulada y responsable, que además genera gran riqueza a las arcas públicas (aportando 817 millones de euros por impuestos directos) y empleo de calidad (47.000 empleos directos en el país y 175.000 indirectos).
En palabras de Alejandro Landaluce, director general de CeJuego, “El verdadero reto es alcanzar la tolerancia cero con el juego problemático, pero esto solo será posible si la regulación se aplica por igual a todos los operadores, con independencia de si son públicos, semipúblicos o privados. Solo si todos nos sometemos a las mismas exigencias de protección al usuario, si existe una equidad real, se podrá garantizar el cumplimiento de las normas y el juego responsable, donde no existan jugadores autoprohibidos que accedan a la oferta; ni menores a los que no se pida su DNI para comprar productos de juego en gasolineras, tiendas de comida, oficinas de correos o al vendedor que está en la puerta de su colegio”.
Por su parte, Luis Miguel Cabeza de Vaca, director de Relaciones Institucionales de Codere España, afirma que “La tasa de juego problemático en España se mantiene estable durante la última década entorno al 0,3%, y lideramos el ranking de los países de Europa con menor incidencia, por lo que se puede decir que lo estamos haciendo bien como industria. En particular en nuestra compañía, la apuesta por el juego responsable es inexcusable y operamos en completa respuesta a los requisitos de la Dirección General de Ordenación del Juego, colaborando con los sistemas de autoprohibición, identificación y control del juego; e incorporando las mejores prácticas en cuanto a sensibilización, prevención, detección y gestión de casos problemáticos. Pero las normas del juego han de ser las mismas para todos, máxime cuando todos los estudios refrendan que no existe un problema de juego en nuestro país, mucho menos a causa del sector privado, y que esta persecución pone en riesgo no solo las libertades del individuo, sino también la sostenibilidad de una industria que crea entretenimiento, riqueza y empleo. No podemos olvidarnos de que ésta es una actividad legal, con un elevado grado normativo y de control, donde medios y políticos, con fines partidistas, te asignan el rol de héroe o villano en función de si representas al juego público o al juego privado”.