Las cuentas publicadas por Codere para el segundo trimestre del 2016 han quedado sustancialmente marcadas por las instrucciones de registro contable acordadas con la CNMV, al tener que contabilizar unas perdidas de 1.054 millones de euros, que ajustasen la diferencia entre el valor de emisión de las acciones entregadas a los Bonistas al precio del día en que esas acciones se canjeaban por una deuda de 826 millones de euros. Al utilizar ese criterio, la ampliación de capital por 2.475 millones de acciones a 0,76 euros/acción supuso contabilizar una ampliación de capital por 1.880 millones de euros, que obligó a ajustar las cuentas con las perdidas mencionadas.
Para terminar el capítulo de efectos financieros de la reestructuración, es relevante señalar que la Compañía, de forma coincidente con la ampliación de capital, ha obtenido fondos adicionales en forma de bonos por 386 millones de euros para refinanciar la deuda existente de 130 millones de euros, cubrir gastos de la reestructuración y dotarse de un nivel de caja que le permita realizar las inversiones que sean oportunas para el crecimiento del negocio. Adicionalmente, es importante reseñar que los intereses de la deuda financiera remanente suponen una cifra de 80 millones de euros anuales, frente a los 132 que tenía anteriormente.
En el ámbito más estrictamente operativo, los resultados registrados el pasado 26 de agosto están en línea con las previsiones que le habíamos adelantado al mercado, como señala Óscar Iglesias, director adjunto al CFO, en el vídeo que publicamos en esta misma edición.
Pese a que la devaluación de las monedas de Argentina y México frente al euro ha tenido un impacto negativo sobre las cuentas del Grupo, a tipo de cambio constante los ingresos del trimestre hubieran crecido un 15,1% con respecto al mismo periodo de 2015, impulsados principalmente por la mejora operativa en España e Italia. También el EBITDA ajustado habría ascendido casi un 24%, hasta los 83,6 millones, lo que muestra que la tendencia de crecimiento subyacente permanece constante y que los esfuerzos realizados hasta el momento en la mejora de las eficiencias operativas y el control de gasto, están teniendo el reflejo esperado.
Si bien éstas continuarán siendo prioridades en esta nueva etapa, nuestro plan estratégico 2016-2020 se enfoca en el crecimiento de los ingresos, en base a la búsqueda de oportunidades que surgirán de los cambios que se esperan en el sector y apoyándonos en nuestra posición competitiva y en la inteligencia generada a lo largo de nuestra extensa trayectoria en la industria. Una visión centrada en el cliente, que aplique el conocimiento obtenido de nuestro desarrollo del CRM, la omnicanalidad y la compra de pequeños operadores que supongan una oportunidad interesante, serán los cimientos de nuestro próximo desarrollo.
(5 septiembre 2016)