De aquel día recuerdo que la sala estaba con aforo completo, porque muchos reguladores, autoridades, periodistas, curiosos y el equipo de Victoria casi al completo, no querían perderse la oportunidad de formar parte del momento. El ambiente era absolutamente festivo, mientras animábamos al Getafe C.F., el equipo madrileño que se enfrentaba al Valencia C.F. en la Final de la Copa del Rey.
En un inicio, las apuestas de fútbol eran muy sencillas (gana, empata o pierde) y hubo que hacer grandes esfuerzos didácticos para hacer comprender que se consideraban válidos los resultados en el minuto 90, con independencia de los tiempos añadidos o de las prórrogas.