Recuerdo el día que se tomó la primera apuesta en Canoe. A todos nos invadían multitud de sensaciones: alegría, emoción, ilusión, ganas y orgullo por ser los primeros en haberlo logrado. Era un reto y ¡¡lo habíamos conseguido!! Al día siguiente, estábamos en los periódicos y en nuestra cara se evidenciaba el profundo orgullo que sentíamos tras tanto esfuerzo. Llegar hasta ese punto supuso mucho trabajo, nervios… y también algo de caos, que se compensó con la satisfacción de haberlo logrado y comenzar algo nuevo. Formamos parte de un proyecto novedoso, con un equipo nuevo, joven y multicultural, con mucho trabajo por delante y jornadas muy intensas que se veían compensadas por el logro de todos los desafíos. Estábamos poniendo los primeros ladrillos de algo estimulante, siempre colmado de optimismo. Siempre procurábamos hacer actividades lúdicas juntos fuera de la oficina y eso nos ayudaba a estar aún más unidos