El día de la primera apuesta la vivimos juntos en Canoe, y fue un momento muy emotivo, porque habíamos hecho un arduo trabajo y por fin veíamos los frutos. Por fin, el proyecto del que formábamos parte, salía adelante y nos sentíamos orgullosos de haber conseguido ese hito a nivel nacional. Cuando comencé, me sorprendió la forma de trabajar tan eficiente que había, y se colaboraba en equipo en la mayor amplitud de la palabra. La gestión de los equipos era impecable, sin despachos entonces y con reuniones semanales de todos los integrantes para que estuviésemos al tanto de cualquier tema relacionado con la compañía.