Editorial 12 de febrero de 2014

El pasado 6 de febrero llegó a término la prórroga concedida por los fondos de inversión que compraron nuestra deuda senior y que condicionaron su extensión a un eventual acuerdo con al menos el 50% de los bonistas.

Independientemente de las diversas interpretaciones que ha emitido la prensa, la compañía no ha podido aceptar la propuesta presentada por el comité de bonistas por las siguientes razones:

1.  La propuesta de los bonistas exige que el Consejo de Administración cometa un fraude de ley.

  • Los bonistas propusieron que si la Junta de Accionistas votase en contra de la propuesta de dilución del 97% de las acciones de Codere, entonces se ejecutara una cesión de todos los activos de Codere a una nueva filial de la compañía, adquiriendo los bonistas el 97% de esta nueva filial, sin el consentimiento de los accionistas minoritarios.
  • La CNMV ha señalado específicamente que las compañías no deben obviar las normas que exigen la aprobación de los accionistas en la forma descrita anteriormente, sin embargo, los bonistas quieren que el Consejo de Administración lo haga.  

 2.  El ofrecimiento de los 400 millones de euros sólo representa negocio para los bonistas con la imposición de altos intereses. La compañía lo que necesita es más tiempo y menos intereses.

  • Codere generó alrededor de 280 millones de EBITDA en sus resultados del último ejercicio publicado (2012), a pesar de las dificultades económicas que se están sufriendo en sus mercados claves tanto europeos como Latinoamericanos.
  • Estos resultados son más que suficientes para la gestión del negocio.
  • Los bonistas proponen inyectar 400 millones de euros para justificar la toma de control, no porque la compañía necesite esa cantidad.
  • Codere prefiere pagar el valor nominal total de los bonos a lo largo del tiempo, con arreglo a derecho español, y conservar el capital social para sus accionistas.

3.  Los negocios de Codere tienen EBITDA positivo que garantizan su viabilidad, no son necesarios 400 millones de euros.

4.  La propuesta expolia a los accionistas minoritarios, ignorando sus legítimos intereses.

  • Los bonistas saben que los accionistas minoritarios no aceptarían diluirse en un 97%, por eso proponen la fraudulenta maniobra de esconder los activos en una nueva filial que denominan “segregación”.
  • Los bonistas piensan que pueden comprar el apoyo del fundador y accionista mayoritario, cediéndole el 14% de lo que proponen arrebatar a los accionistas minoritarios. Pero la familia no accederá a llevar a cabo este plan.
  • Todos los accionistas deben ser tratados de igual modo de acuerdo a derecho español.

En todo caso, tal y como la compañía manifestó en su Hecho Relevante, continuamos negociando con el comité de bonistas para reestructurar la deuda corporativa, con el objetivo de llegar a un convenio que sea satisfactorio para ambas partes.