Vacuna, el principio del fin

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Madrid, 15 de febrero de 2021.- El coronavirus SARS-CoV-2, responsable de la enfermedad COVID-19, avanza sin descanso por todo el planeta y suma más de dos millones de fallecidos y casi 100 millones de personas infectadas.

En el triste ranking de países más afectados por muertes y contagios, se sitúa en primera posición Estados Unidos, con 24,6 millones de contagios y 410.000 fallecidos; seguido de Brasil con ocho millones de diagnosticados y 210.000 decesos; Rusia y Reino Unido, con más de tres millones de casos; así como Francia, España, Italia, Turquía, Alemania, Argentina, Colombia, México, Irán, Perú y Sudáfrica, con más de dos millones de positivos en cada uno de ellos.

A consecuencia de este escenario tan desalentador, en más de la mitad del planeta se ha impuesto algún tipo de confinamiento, se ha obligado al distanciamiento social, se han reducido los desplazamientos, se ha limitado el contacto con seres queridos, se ha desplazado la oficina al hogar y, consecuencia de todo esto, se ha producido una grave recesión global de la que imposible predecir cuándo saldremos. El cierre de bares y del ocio, o la celebración de eventos deportivos en el punto de mira, suponen un golpe añadido para nuestra compañía, que con resiliencia afronta cada uno de los retos.

Sin embargo, lejos de mejorar, y como si nada de lo vivido hubiera servido para frenar el desastre, muchos continentes viven instalados en la segunda ola, mientras Europa está inmersa en la tercera, que ya está llevando a nuevas y severas restricciones, confinamientos domiciliarios o toques de queda más estrictos para detener los contagios, con el temor añadido a la expansión de las nuevas variantes registradas del virus, como las cepas británica, brasileña o sudafricana.

Ante un enemigo tan destructivo, la única esperanza que nos hace ver la luz al final de este largo túnel es el descubrimiento de vacunas capaces de detener el avance de la pandemia. Y es ahora cuando los países comienzan a están inmersos en las campañas de vacunación, no exentas de polémica por aquellas personas que no confían en la validez del nuevo medicamento y se resisten a aportar su necesario grano de arena para, juntos, despertar de la pesadilla.

Todos unidos en la lucha contra la pandemia

Es indiscutible el gran reto científico que ha supuesto el descubrimiento de una vacuna efectiva que impida que el coronavirus circule libremente entre las personas, cuando se ha demostrado que su capacidad y velocidad de transmisión es muy superior a lo que podría preverse.

Sin olvidar las medidas de prevención que hemos incorporado a nuestras rutinas, que contribuyen a detener el ritmo de contagios, solo el empleo de soluciones como la vacuna, van a lograr detener al virus.

Nunca antes toda la comunidad científica había trabajado de una manera tan intensa y coordinada, superando rivalidades y eliminando frenos burocráticos que dilatan los procesos de evaluación de los nuevos medicamentos.

Históricamente, crear una vacuna exige entre diez y quince años como promedio. Por eso, la velocidad con la que ha sido aprobada la del coronavirus ha generado sospechas y desconfianza, pues son muchos los que se plantean si son seguras o si los ciudadanos estamos protegidos frente a los intereses comerciales de las farmacéuticas. Lo cierto es que en el proceso de aprobación de este fármaco, solo se han solapado las distintas etapas establecidas para autorizar una vacuna, pero no se ha suprimido ninguno de los pasos exigidos hasta ahora para la aprobación.

Nuevas vacunas: el proceso se acelera

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Ante el veloz avance de los contagios, la comunidad científica se ha visto obligada a modificar los dilatados procesos de aprobación que conlleva un nuevo medicamento, y este es el principal motivo por el que las vacunas han podido ser autorizadas tan rápidamente. Conozcamos cuál el proceso establecido para cualquier aprobación y el que se ha seguido en el caso de la vacuna contra la Covid-19:

  1. Es obligatorio contar con la aprobación de las agencias reguladoras internacionales, como es el caso de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), la Agencia Americana del Medicamento (FDA) o el Comité de Medicamentos de Uso Humano de la EMA (CHMP).
  2. Todos los organismos implicados trabajan de forma independiente para, de ese modo, no verse influenciados por los resultados de los demás. Así, comparten la filosofía de tomar decisiones independientes, robustas y basadas en evidencias científicas para determinar la eficacia, seguridad y calidad de las vacunas, así como vigilar de forma continua cada fármaco desde que comienza a administrarse.
  3. Las vacunas son los medicamentos más vigilados y supervisados y deben superar diversas pruebas que demuestren que son seguros y eficaces, y que en el proceso de fabricación no se altera ninguno de sus componentes. Cada una de las fases de estudio es supervisada y vigilada con pulcritud y, si surge cualquier inconveniente, se suspenden los ensayos. Antes de ser comercializada, se publican los resultados para someterla al escrutinio de la comunidad científica.
  4. No solo se controla la seguridad y eficacia en animales y personas en los ensayos. También existe un control muy estrecho en el proceso de producción. De hecho, a veces esta etapa es más exigente que los propios ensayos de eficacia: todo se tabula y registra.
  5. Una vez aprobada, y tras superar los exigentes filtros que evalúan los ensayos preclínicos, los clínicos y la calidad de fabricación, comienza la evaluación continua, que se mantiene mientras la vacuna se sigue administrando. Es en este momento cuando se mide su efectividad, en un entorno real, con mayor diversidad de casos. En esta etapa también influye la inmunidad de rebaño, que evita la dispersión del virus en la población cuando un cierto número de personas tiene inmunidad.

Por otro lado, se inicia la fármaco-vigilancia, que rastrea la aparición de efectos secundarios muy raros o a más largo plazo. Además, las vacunas se vigilan durante los cincuenta años siguientes a su aparición.

Es cierto que la investigación en el caso de la vacuna del coronavirus ha sido muy rápida, pero los requisitos han sido los mismos que se han exigido en otras ocasiones. La fase de experimentación se ha reducido al mínimo, pero la evaluación es la de siempre, sin evitar ningún protocolo que cerciore la calidad, eficacia o seguridad del resultado. La diferencia es que muchos pasos se han realizado en paralelo, sin renunciar a ninguna fase del proceso.

La urgencia ha logrado que las agencias reguladoras prioricen la aprobación de las vacunas y se ha impuesto el rolling review, que implica que las farmacéuticas, en lugar de enviar su documentación cuando reúnen todos los requisitos de ensayos y calidad de fabricación, lo han hecho a medida que iban teniendo conclusiones, para evitar el cuello de botella. Además, se han reducido los plazos de revisión y se ha acelerado la aprobación.

Todo esto se visto además apoyado por fuertes inversiones de gobiernos, instituciones y farmacéuticas, que han permitido incrementar el número de voluntarios para los ensayos clínicos y disponer de más centros sanitarios para realizar las pruebas.

Lo que aún desconocemos de la nueva vacuna, no es excepcional. Una de las dudas que aparecen frente a ella es, ¿durante cuánto tiempo será eficaz? Lo cierto es que esto se desconoce también de cualquier otra vacuna para cualquier otra enfermedad. La única forma de saberlo es vacunar de forma amplia y permitir que la vigilancia epidemiológica detecte fallos en grupos de riesgo. En el caso de los niños, son los últimos en entrar en los ensayos y, por lo tanto, serán los últimos en vacunarse.

Es misión de todos detener este virus y la mejor recomendación que se puede ofrecer es, antes de tomar cualquier decisión, acudir a fuentes oficiales que nos sirvan para documentarnos y ser capaces de hacer balance entre riesgos y beneficios.

Codere en positivo, información y optimismo como artillería

Durante la pandemia, tenemos un punto de encuentro donde la compañía reúne de forma actualizada la información más relevante para poder hacer frente a esta etapa.

Se trata de Codere en positivo, un espacio que, desde que se lanzara en abril de 2020, ha publicado más de un centenar de contenidos relevantes para este periodo y ha recibido casi 54.000 visitas por parte de 12.800 usuarios.

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